A menudo el comportamiento de agredir a alguien en público cuando se rompen tus esquemas de que el hombre debe ser el que marque el ritmo en la relación o de que las mujeres normalmente no quieren tener la iniciativa de llevar al hombre, puesto que está bien visto que la mujer domine la gestión emocional de las relaciones desde una posición aparentemente de dejarse llevar, en la que el hombre vaya detrás de ella para satisfacerla, sin importar si le hace sentir bien a él, como el responsable de tener que agradar a su pareja hasta el punto de sugestionarse a que lo correcto es el tipo de hombre que se comporta con ella de la forma que quiere que la traten y no el hombre que no le complementa en la vida social. 

Ese comportamiento, es porque estás educado para pensar que no vales nada cuando te comportas de formas que para la sociedad son exclusivamente femeninas, y lo que te ofende es que te das cuenta de que tu papel es el de ser complaciente cuando es un hombre vestido con un short el que se pone en la situación predeterminada de ella —lo ves más objetivo ya que no te atrae, pero si te atrajera como ella y tú le atrajeras, para hacerte ver que le interesas te haría llegar sutiles desaprobaciones en tanto en cuanto fueras aceptando o no el chantaje de los cánones masculinos, lo que le haría sentirse deseada mientras te tiene enganchado, y si contrarías esos sentimientos en torno al común de la relación, el despecho pasa a ser el sentimiento con el que se extrapola la posición social de la mujer en la convivencia o al salir en pareja—, que es para la que tienes que ser un hombre fuerte, pero en su sitio, que cree que el cuerpo del hombre no es bello para enseñarlo, o que tú no te puedes comportar con ella de una manera que estás a ver si se fija en ti de una forma que te interese: ya que ella se quedaría sin su rol. 

Porque hay hombres que emocionalmente son muy fáciles de usar y están anulados mentalmente víctimas de lo que tienen que ser para el hembrismo.

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