El nacionalsocialismo enerva a la gente vulnerable para dar respuesta a sus instintos de idolatrar como de pertenecer, con el fin de tener el apoyo a toda la causa,
de tal forma que están utilizando los derechos que defiendes para que apruebes su limitación y que así no sean derechos del todo, o tampoco existan, para los que van a acabar con tu democracia…
Diciendo que polarizan, polariza;
miente, diciendo que mienten,
ódiales con su odio.
La ley de medios significaría que el decisor de lo que es una noticia falsa pasaría a disposición del poder político y no del poder judicial, es decir, que cuando se difunda una noticia el gobierno será quien decidirá si es un bulo según coincida o no con la narrativa oficial, al servicio del gobierno claro está, por tanto quedará en desuso el mecanismo imparcial del poder judicial mediante el cual se hace uso de la querella dentro del contrato social de los ciudadanos con los tribunales, como lo es la querella por la vulneración del derecho fundamental al honor cuando un alto cargo se sienta perjudicado por una noticia falsa vertida sobre su persona, presuntamente.
Ahora impones a los medios un ‘Newtral’ público con verificadores de la información, y que la información pase por un filtro estatal antes de llegar al ciudadano, la manera de funcionar es que los medios que no estén en la cuerda del gobierno no recibirán fondos públicos, para que sean los propios medios los que se autocensuren y no haya que modificar literalmente la información por parte de ninguna entidad ajena, ni la injerencia sea objeto de suspicacia.
El siguiente paso es la teología gubernamental, si la regeneración democrática pasa por el intento de desmontar la justicia, el poder pasará a ser un símbolo de aquello que percibe este ciudadano para conseguir que se cancele y amordace a quienes con su mera asertividad para con gente de ideas diversas en los mismos grupos sociales en los que está el ciudadano este, supongan una amenaza para su identidad o sus creencias, dicho de otra manera, el poder no se materializa en una realidad para la población hasta que no se indigna una tribu urbana con otra, o sea que es perentorio que la gente crea que son esos otros los ultras estigmatizados a la vez de que se deban a otorgar el voto a la forma personalista, a los líderes del bando que te habla a ti de tus necesidades y de tu dolor, para que no salga elegida la extrema dirección de ese lado… Porque de otra forma no será el decreto ley al dictado el que pase por una suerte de fe militante en un país como España con una historia tan arraigada, será la opinión pública la que ataque al poder judicial haciendo bandera de los mantras del pensamiento único de ¡oh, el líder partidócrata supremo!
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