𝐇𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐦𝐨𝐝𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨𝐬

¿Quiénes son más moderados: los que gritan o los que callan?

Hay largas épocas en las que no pasa nada, y unos pocos años en los que ocurren todas las cosas que van a sentar las bases de cómo serán las próximas décadas o centenarios. 

Si pudiéramos leer los libros de historia de dentro de mil años, tal vez podrían hablar de que esta fue la última época en la que hubo democracias, ¿quién sabe?

Hoy mismo hay quienes podrían decir que esta época recuerda en algo a los pasados años veinte, y es que ahora vivimos unos tiempos donde la gente, absolutamente inocente, vive sumida en el Estado del Bienestar sin prestar atención a la que se le puede venir encima

para evadirse de una realidad a cada día más insoportable y, de esta forma, de lo que supone que la gente cada vez tenga que darse más y más a los excesos contra los males para conseguir llegar a esa felicidad basada en la satisfacción inmediata, sin alcanzar a ver lo que hay detrás de esta pandemia, de esta guerra…

al igual que la gente no se daba cuenta entonces de las dictaduras que se conspiraban en Europa hace nada más que 100 años, mientras todo ocurre bajo la más aparente normalidad.

Esto se da en medio de una sociedad en la cual grupúsculos de todas clases están enfrentados con todos los demás, queriendo corresponder sus sistemas de creencias con los de los otros grupúsculos,

inclusive por medio de descartar cualquier método científico o filosófico, usando sus emociones como el único cauce de conocimiento, lo que solo puede acabar en la polarización de cuyos individuos han llegado a perder sus valores individuales para tener un sentimiento de pertenencia a estos movimientos sociales,

y, en contra de una dialéctica en el debate público que podría estar en la flor de un nuevo renacimiento, se ejerce en medio de un control de masas en los propios círculos sociales,

hasta emplear mecanismos de sometimiento al estigma, haciendo las veces de lo que sería una autorregulación social de los que forman parte de un sistema para con los que se saltan las normas, 

así como sistemas de programación igualitaria, basados directamente en la exclusión social a los que se salgan de la línea establecida, reflexionen o cuestionen o no estén de acuerdo con la idea mayoritaria,

en un intento de ignorar las otras realidades que te hacen sentir una displicencia como ser; no como cabría pensar de un florecimiento de las diversas corrientes de ideas contemporáneas a cualquier momento de la historia.

Este control automatizado por grandes alianzas de consorcios gubernamentales, económicos, de medios de comunicación y de colectivos activistas, entre otros, y que se da sobre los ciudadanos que conculcan la mayoría absoluta,

hace que estos últimos estén enfrentados continuamente los unos a los otros, lo que deja una vía libre a que ciertas élites tengan un espacio, que ni en las más remotas elucubraciones de estos a los que tienen enfrentados, para crear una dependencia de poder sin oposición social de ningún tipo.

¿Quiénes son más moderados: los que gritan por sus derechos o los que callan por sus derechos?

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